martes, 29 de mayo de 2007

GRUPOS ETNICOS



En esta sección, un esbozo general y comprensivo sobre lo que es el proceso de etnoeducación de las comunidades y organizaciones de Colombia. Graciela Bolaños e Isabel Cristina Giraldo, en el siguiente texto tomado de apartes del Manual Instructivo de la Licenciatura en Etnoeducación de la Universidad UNAD, muestran el proceso de construcción del concepto en el contexto de las luchas por la recuperación cultural y social de los grupos étnicos, y la construcción social de sus principios. Además se presenta el marco legal que servirá de base al desarrollo de propuestas curriculares, como la de Universidad Indígena propuesta al Congreso de la República por e Senador Indígena Francisco Rojas Birry.




El Ministerio de Educación Nacional dentro de su proceso de reorganización y modernización se propone transformar el servicio educativo en magnitud y pertinencia y presenta herramientas tanto pedagógicas como jurídicas para orientar la aplicación de acciones de acuerdo a sus ejes de política.
Estrategias para atender a las poblaciones vulnerables
Para la atención educativa a estas poblaciones, el Ministerio de Educación Nacional ha definido diversas estrategias orientadas a fomentar el acceso y la permanencia en el sistema educativo, mejorando la calidad de la educación.
El derecho a la educación
El ejercicio del derecho a la educación en las poblaciones que por razones específicas han permanecido excluidas del sistema educativo tradicional, sólo es posible mediante la intervención de todos los estamentos. Superar la exclusión exige desarrollar medios institucionales y sociales para reinstalar la autonomía.
Un trabajo de todos
La articulación interna entre el Ministerio de Educación Nacional, las secretarías de educación, las instituciones y centros educativos y la comunidad educactiva de docentes, estudiantes y familias es clave a la hora de mejorar la calidad de vida y la articulación con la sociedad de las poblaciones vulnerables.

RESEÑA

Cuando se consulta la historia de la etnoeducación en Colombia, contenida en los documentos del Ministerio de Educación Nacional (1986, 1994a. 1994b, 1996), lo que principalmente se obtiene es una lista de leyes y decretos reglamentarios. Se ha vuelto un hábito repetir que la etnoeducación fue comenzada entre los Arhuaco de la Sierra Nevada, quienes, desde 1976, han trabajado en el cambio curricular y en 1983 lograron expulsar a los misioneros capuchinos del área. La historia legal de la etnoeducación comienza desde 1976 con la reestructuración del sistema educativo colombiano, en la cual se brinda a los indígenas el derecho a una educación propia y a participar activamente en la elaboración de sus currículos (Decreto Ley 088176) En 1978 se reglamentó el articulo 11 del Decreto 088/76 por medio del Decreto 1142 que, hasta la promulgación de la Constitución de 1991, constituyó el documento rector de los principios de educación indígena para el país: la educación debe estar de acuerdo con la necesidades y características culturales de los grupos, las comunidades deben participar en el diseño de sus programas educativos, la alfabetización debe hacerse en lengua materna, se tendrán en cuenta horarios y calendarios de acuerdo a las características de las comunidades, entre los más salientes. En 1984, por medio de la Resolución 3454. el Ministerio establece los lineamientos generales de la educación indígena nacional "basado en el marco teórico denominado ETNODESARROLLO, Y las características, principios, finalidades, objetivos, estrategias y condiciones necesarias para la implementación de su componente, es decir la ETNOEDUCACION. En el artículo primero de este decreto se define etnoeducación como
"un proceso social permanente inmerso en la cultura propia, que consiste en la adquisición de conocimientos y valores y en el desarrollo de habilidades y destrezas que capacita a la para participar plenamente en el control cultural de su comunidad"
Esta definición recoge elementos de la definición postulada por "La Declaración de San José" (Bonfil Batalla. 1981), en la cual etnoeducación se entiende como:
"un proceso social permanente, inmerso en la cultura propia, que permite, conforme a las necesidades, intereses y aspiraciones de un pueblo, formar a sus individuos para ejercer su capacidad social de decisión, mediante el conocimiento de los recursos de su cultura, teniendo en cuenta los valores del grupo étnico que permitan un reconocimiento y a la vez relación con otras culturas y con la sociedad hegemónica en términos de mutuo respeto"
La etnoeducación es definida en términos reivindicativos que buscan establecer espacios para el mantenimiento y desarrollo de otras opciones culturales frente a unas condiciones históricas de dominación (es interesante que el término "hegemónico" fundamental en la concepción de etnodesarrollo y etnoeducación de Bonfil Batalla, fue suprimido en la redacción de la definición oficial de etnoeducación). En el ámbito latinoamericano estos conceptos nacen de todo un debate en torno al papel de la antropología frente a las luchas populares. Indígenas y campesinas. y postulan una perspectiva ética de compromiso con las luchas y las aspiraciones de los pueblos que estudia En el ámbito colombiano la etnoeducación está ligada al desmonte de los privilegios de la Iglesia en los Territorios Nacionales. En la cual se había delegado todos los poderes del estado Los antropólogos enarbolan la bandera de la defensa de los grupos étnicos minoritarios sometidos a una educación enajenante que destruye y desvaloriza sus culturas y formas de vida. Esto coincide con la firma de varios tratados internacionales sobre derechos de grupos minoritarios y con las presiones crecientes del movimiento indígena organizado en Colombia.
Después de la Constitución Política de 1991 se promulgó la Ley General de Educación (Ley 115/94)y la reglamentación del servicio educativo a comunidades indígenas (Decreto 804/95), los cuales ratifican las garantías que habían sido ganadas en las décadas pasadas. En 1994 se promulga el Decreto 1860 que reglamenta parcialmente la Ley 115 en sus aspectos pedagógicos y organizativos generales, y los denominados Proyectos Educativos Institucionales (PEI) que deben elaborar todas las escuelas - un Proyecto Educativo "que exprese la forma como se ha decidido alcanzar los fines de la educación definidos por la ley, teniendo en cuenta las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio" (articulo 14).
En un documento reciente del Ministerio de Educación se presenta una nueva definición de etnoeducación que introduce modificaciones a las arriba citadas Etnoeducación se define como:
" el proceso social permanente de reflexión y construcción colectiva, mediante el cual los pueblos indígenas y afrocolombianos fortalecen su autonomía en el marco de la interculturalidad, posibilitando la interiorización y producción de valores, de Conocimientos y el desarrollo de habilidades y destrezas conforme a su realidad cultural, expresada en su proyecto global de vida (Ministerio de Educación Nacional.

NUESTRA REALIDAD

Considero necesario iniciar la reflexión con la presentación de un hecho de gran importancia para comprender nuestra realidad, y es el «descubrimiento de América». La importancia de iniciar el trabajo con esta apreciación radica en que dicho acto se consolidó sobre el desconocimiento del otro, el avasallamiento material y cultural de los pueblos que habitaban el territorio americano.
Nosotros somos el fruto de esa situación, llevamos sangre de la conformación multiétnica de América Latina. Quizá no hemos logrado reflexionar respecto a las implicaciones que ello tiene para nuestra realidad. La realidad que vivimos hoy día.
Es necesario, a propósito de la realidad, plantear el problema que ello origina. Cuando los sujetos comparten una amplia serie de características y símbolos afines -la cultura- tienden a observar la realidad, SU realidad, como un valor absoluto. Esta cuestión se podría definir inicialmente como una cosmovisión: lo que una cultura determina como experiencia histórica y lo que codifica simbólicamente. Por lo tanto, la realidad está condicionada por las experiencias culturales; en sí misma, no existe una sola realidad: las concepciones de lo real son múltiples y están supeditadas a lo étnico-cultural. Todo depende del punto de vista: una comunidad humana ligada por un pasado común, una lengua y un acervo de creencias, definen lo que es real de acuerdo a su conciencia cultural (la realidad en un consenso social que otorga sentido particular a la visión del mundo de un grupo étnico o cultural)1.
Esta reflexión sobre la realidad -nuestra realidad- nos lleva a plantear que la construcción de una verdadera democracia se inicia cuando podemos interiorizar que los sujetos objetos de conocimiento que conforman la realidad no se perciben aisladamente: cada uno de ellos contiene una red de relaciones con otros sujetos objetos, los cuales dependen de un significado atribuido. La creación de la realidad está contenida en la estrecha relación entre el sujeto objeto, su significado, y el medio en que aparece: es entonces una interpretación establecida desde una red de relaciones con sentido, que son los símbolos2.
La situación de nuestra realidad nos lleva a plantear algunas reflexiones respecto a la educación.
La educación es la forma privilegiada de transmitir, conservar, reproducir y construir la cultura. Permite generar conciencia crítica capaz de transformar la sociedad.
Cada grupo humano cuenta con los mecanismos básicos para educar a sus miembros dentro de una perspectiva que le garantice a la sociedad los elementos necesarios para construir su devenir histórico en el contexto de su proyecto de hombre y de sociedad; es por esto que la sociedad en su conjunto es educadora.
El ideal de todo grupo humano es formar personas para el bien, dentro de los cánones que le permitan organizar y construir el conocimiento en virtud de la capacidad creadora del hombre, en interacción con su medio o entorno.
La educación en los grupos étnicos corresponde a procesos endógenos de formación y socialización, de acuerdo a las características culturales, sociopolíticas, económicas y lingüísticas propias, de tal manera que mediante este proceso permanente se garantice la interiorización del ascendiente cultural que ubica al individuo en el contexto de su propia identidad.
La identidad de los grupos étnicos es una recreación de su realidad desde una estructura particular de símbolos que les pertenecen y difieren de los símbolos de otra cultura3.
Los grupos étnicos indígenas, negros y raizales, poseen valores cuya importancia trasciende los estrechos límites de una región o grupo tribal, y tienen un significado profundo para la humanidad.
Los diversos medios de adaptación ambiental, los sistemas filosóficos y las instituciones sociales creadas por ellos, forman parte de un gran acervo cultural que no podemos ignorar.
En la medida en que las poblaciones van sistematizando el conocimiento sobre su realidad, aparecen sistemas cuya complejidad evidencia mayores grados de conciencia y compromiso social; sistemas éstos que se convierten en mecanismos organizados para garantizar la convivencia y la continuidad de la cultura.
Toda cultura, por el mero hecho de ser cultura, organiza su cosmos, el lugar donde vive, determina e interpreta los fenómenos naturales, tiene un concepto de su imagen, de la de los hombres, de sus comportamientos; tiene idea de lugar y de tiempo, lo que constituye una manera particular de ver el universo; realmente no es sólo una manera de verlo, es también una forma de vivirlo y de sentirlo. El significado de los símbolos está generalmente arraigado en el mismo proceso histórico de la comunidad y pertenece por entero a su propia ordenación del mundo: su cosmovisión.
Las culturas se desarrollan en diferentes momentos, en distintos lugares y tiempos y se relacionan unas con otras también de maneras distintas, pero todas son importantes en la medida que tienen su propia organización, su propia manera de reconocerse, de relacionarse con su entorno, con su medio ambiente y hábitat, y de construir conocimiento, lo que las hace automáticamente interesantes por la riqueza que encierran.
Esta diversidad plantea la posibilidad de que cada cultura establezca sus propias formas de clasificar y organizar el saber de las cosas que la rodean. Por ejemplo: clasificar a los hombres de acuerdo al sexo, a la edad, a la estatura, a su oficio, etc.; igual las demás cosas que le rodean, pero también pueden existir otras formas igualmente válidas de clasificación y organización de su medio o entorno, de acuerdo a la propia concepción y sabiduría del mundo. Por ejemplo: el olor, el color, el ruido, etc.
La Constitución Política de Colombia reconoce la diversidad étnica y cultural de la nación, lo cual conlleva una implicación pedagógica que se concreta en la necesidad de una educación intercultural. Intercultural no solamente para los pueblos culturalmente diferenciados, sino también para la sociedad nacional colombiana, que tiene el deber y el derecho de conocer, valorar y enriquecer nuestra cultura con los aportes de otras, en una dimensión de alteridad cultural a partir de un diálogo respetuoso de saberes y conocimientos que se articulen y complementen mutuamente.
La humanidad tiene tendencia a no reconocer ni respetar los límites; siempre desea ampliar su conocimiento, ampliar sus horizontes, etc. Por eso busca e investiga. De ahí la importancia de reconocernos como tal, para afianzar nuestra identidad y evitar, en esta dimensión de exploradores, invadir o dejarnos invadir por otras cultural, sin mediar una reflexión crítica; de no ser así, se dará un avasallamiento e imposición de criterios y formas particulares de conocer y clasificar el mundo que nos rodea, considerándolo como la única forma válida. Aquí radica la trascendencia de la interculturalidad.
La interculturalidad como proceso, y como principio de la etnoeducación y de la democracia, implica tener en cuenta elementos de trascendental importancia:
El respeto cultural. No se puede considerar la posibilidad de que exista interculturalidad si no se da en el marco del respeto cultural.
La tolerancia cultural. Se da a partir del reconocimiento del otro como parte importante en la construcción del conocimiento, valorando su propia forma de pensar y organizar su mundo.
El diálogo cultural. A partir de un diálogo de saberes y conocimientos que permitan armonizar los principios fundamentales de cada cultura.
El enriquecimiento mutuo. La interculturalidad implica un enriquecimiento mutuo de las culturas que entran en articulación; este enriquecimiento sólo se da si existe una apertura biunívoca de alteridad.
La interacción se da únicamente en un acto de afecto, de amor, de ternura y de apertura humana.
Igualmente, en la Constitución se determina que el castellano es la lengua nacional y se oficializan las lenguas y dialectos indígenas en sus territorios, lo cual implica el desarrollo de una educación bilingüe o multilingüe para los pueblos con tradiciones lingüísticas propias, en tanto que ésta responda a las características y necesidades de comunicación interna y externa de las comunidades. La comunicación se realiza en medio de la diversidad cultural, lo que implica que dicha comunicación no presenta un solo código, sino que presenta la participación de muchos códigos.
En esta medida la etnoeducación, como sistema, constituye un proceso a través del cual los miembros de un pueblo internalizan y construyen conocimientos y valores, y desarrollan habilidades y destrezas de acuerdo con sus características, necesidades, aspiraciones e intereses culturales, que les permiten desempeñarse adecuadamente en su medio y proyectarse con identidad hacia otros grupos humanos.
Así pues, la etnoeducación es un proceso de recuperación, valoración, generación y apropiación de medios de vida que responde a las necesidades y características que le plantea al hombre su condición de persona.
De esta manera, la educación (formal, no formal e informal) constituye un proceso inmerso en la cultura, construido desde una perspectiva étnico-cultural o cosmovisión cuya fundamentación se consolida en la visión de hombre y de sociedad que cada pueblo desea construir a partir de su propio proyecto étnico o de vida, partiendo de un planteamiento de respuesta a sus necesidades, intereses y aspiraciones.
Los procesos etnoeducativos deben hundir sus raíces en la cultura de cada pueblo, de acuerdo a los patrones y mecanismos de socialización de cada uno en particular, propiciando una articulación a través de una relación armónica entre lo propio y lo ajeno en la dimensión de interculturalidad.
La educación debe ser un encuentro con nuestra propia historia, que permita definir el conflicto establecido por la cultura dominante, que parte del supuesto de la superioridad de su realidad y que intenta aplicarla como sistema de control a las minorías. Debe socializar en la diversidad para fundamentar la interculturalidad y la democracia.
Una cultura con lo que tiene puede y debe sentirse soberana, y no importa donde esté: puede estar ubicada en la selva, en el llano, en una meseta de los Andes, o en el centro de una metrópolis.
Generalmente las culturas, cuando son soberanas, se sienten en el centro del mundo. Por ejemplo: para los incas, el centro era Cuzco; para los uitotos, el centro o la cuna es la Chorrera, etc.; otras culturas no se sienten el centro, se ubican como girando en torno a, o alrededor de... ¿Se siente nuestra cultura el centro?
Igualmente una cultura, cuando es soberana, se siente en el presente. Normalmente nosotros nos sentimos como en el pasado; de ahí la concepción de atrasados porque no hemos llegado donde otros ya llegaron, es decir, otros están en el presente y muchas culturas siguen o seguimos en el pasado.
Otro aspecto de la soberanía de las culturas es valorar lo bello de la cultura, la belleza particular de cada una, su importancia en el hoy por lo que es, por lo que vale, sin depender de los conceptos o preceptos de otras culturas. ¿Qué es lo bello, cuál es el modelo de belleza (femenina, masculina, estética, etc.)? ¿Cuántas veces nos valoramos según los conceptos externos de belleza?
Una cultura es soberana cuando puede complacerse en encontrar la riqueza y la belleza en lo propio, cuando siente placer en el sentido propio de decorar su realidad, creando su propio modelo. Esto le permite afianzar su identidad y proyectarse como tal hacia otras culturas.
Muchas veces, desgraciadamente la mayoría, las culturas no se dan cuenta del incalculable valor que poseen, de las innumerables posibilidades que tienen; normalmente supeditan su capacidad de accionar conceptual y de ordenamiento del mundo al concepto de otras culturas porque ellas ostentan el poder, descuidando su autonomía. No existe la posibilidad real de considerar culturas superiores ni inferiores unas respecto a otras.
La propuesta curricular constituye un instrumento mediador entre el saber cultural y la cotidianidad, entre el conocimiento comunitario y la práctica, entre la ciencia y la filosofía y entre el conocimiento y el pensamiento étnico.
La acción pedagógica debe ser fundamentalmente una acción comunicativa, de diálogo permanente y argumentación rigurosa, de tal manera que primen los conocimientos y saberes que tengan los mejores argumentos y no simplemente los de la sociedad dominante. Esta acción pedagógica debe facilitar que los conocimientos y saberes de otros grupos humanos se articulen armónicamente con la cultura del estudiante.
Igualmente, la acción pedagógica es también democratización del conocimiento. Sólo puede entenderse como una acción que desarrolla la capacidad del estudiante y del docente para participar en la interpretación y producción de saberes. La escuela, en este sentido, es un espacio público donde se produce opinión pública acerca de los planteamientos, problemas y aspiraciones de la comunidad, de los adultos, de los jóvenes, de los niños, etc. El currículo, por consiguiente, se debe encaminar a buscar respuestas pedagógicas a los problemas y expectativas de la comunidad y del grupo étnico, y es alrededor de ellos donde se ordenan y articulan los conocimientos y saberes. En esta perspectiva, el currículo constituye un proceso intencional de selección y organización de cultura, que se fundamenta en la visión o perfil del hombre y de la sociedad que el pueblo desea construir. Este proceso se objetiviza o materializa en planes y programas educativos, en funciones curriculares, en las relaciones maestro-alumno-comunidad, en las acciones administrativas y operativas escolares y, sobre todo, en una cultura escolar.
Desde el punto de vista pedagógico, ha de evitarse el planteamiento dicotómico entre lo propio y lo ajeno, que puede llevar a una visión maniquea de la realidad, como si todo lo propio (sólo por ser propio) fuera bueno y todo lo ajeno (sólo por ser ajeno) fuera malo.
La educación ha de ser participativa en el sentido de que los fundamentos, objetivos, elementos y funciones sean diseñados por las mismas comunidades, plasmando en ello el proyecto de vida que articula el sentir del devenir histórico de ese pueblo. Estas decisiones corresponden al pueblo como tal, son decisiones de tipo colectivo que interesan e involucran a todos, y en las cuales es preciso evitar las equivocaciones.
Es necesario analizar profundamente el papel del maestro o del agente educativo dentro de los procesos etnoeducativos, su capacitación y formación, su perfil, sus relaciones y compromisos con la comunidad, con sus autoridades y organizaciones, con las instituciones, con el desarrollo local, regional y nacional... y, por supuesto, con los alumnos.
En este contexto la escuela se convierte en un mecanismo propio de socialización y creación de procesos, en un foro de negociación y construcción de sentido, de vida, y en un espacio de sistematización, construcción, formalización, ampliación, valoración, recuperación y producción de conocimientos y saberes.
Las comunidades educativas que busquen formar miembros cada vez más autónomos y auténticos requieren que en la comunidad educativa se discutan nociones y conceptos como los de «educación», «hombre», «sociedad», «escuela», «sujeto», «democracia», «cultura», etc., puesto que la misión de la institución escolar se define, precisamente, en la relación entre estos elementos y conceptos.
La etnoeducación es monolingüe, bilingüe o multilingüe, ubicando la lengua materna, como elemento de identidad y estructuración del pensamiento, en el primer lugar de los procesos etnoeducativos.
La etnoeducación es intercultural. Debe partir del conocimiento, análisis, valoración y afirmación de la identidad étnica propia, y proyectarse hacia el abordamiento de conocimientos y tecnologías producidos por otros grupos humanos, desde la perspectiva de articulación cultural comunitaria.
La etnoeducación se ubica dentro de los esfuerzos de los grupos étnicos por definir y construir un proyecto de sociedad y de vida acorde con sus criterios y aspiraciones.
La etnoeducación exige un replanteamiento de los fundamentos, los elementos y las funciones curriculares en su conjunto, a partir del pensamiento, cosmovisión y situación histórica de cada pueblo.
La etnoeducación plantea la necesidad de una coordinación interinstitucional clara, estrecha y decidida, para que las respuestas pedagógicas y administrativas sean coherentes y adecuadas, propendiendo a una relación de respeto y de diálogo entre los organismos gubernamentales, no gubernamentales, comunidades étnicas, sus autoridades y organizaciones.
Si partimos de estos principios, podemos aplicar y estructurar una educación a partir de unas realidades claras y concretas respecto a la situación específica de cada pueblo:
Realidad económica: caracterizada por las relaciones hombre-naturaleza, la concepción del pueblo respecto a la territorialidad, los recursos naturales, la producción y la salud.
Realidad sociopolítica: caracterizada por el tipo de organización y de autoridades que se registran en las comunidades y grupos étnicos, y por el tipo de relaciones que se establecen entre éstas y el Estado y sus instituciones.
Realidad comunicativa: caracterizada por los niveles y códigos de comunicación que satisfagan las características y necesidades de interacción comunicativa al interior y al exterior de las comunidades: lengua materna, español, arte, danza, música, etc.
Realidad cultural: la cual interactúa y traspasa toda la vida del individuo, la comunidad y su grupo étnico, dándole sentido a su entorno. Esta realidad está caracterizada por el pensamiento, la historia y la cosmovisión de cada pueblo en particular.
A partir de estos principios y fundamentos, los procesos de etnoeducación se abordan y desarrollan de acuerdo con los siguientes componentes:
Capacitación: procesos dirigidos a docentes de los grupos étnicos (indígenas y no indígenas), agentes educativos institucionales y miembros de las comunidades.Se desarrollan a través de las modalidades de nivelación, profesionalización, actualización y formación profesional.
Investigación: desarrollo de procesos de investigación-acción-participación, orientados a fortalecer y desarrollar los procesos etnoeducativos y la organización de las comunidades. Se desarrolla en campos como la lingüística, la antropología, la pedagogía y otros campos afines aplicados a la educación.
Adecuación y diseño curricular: estructuración de propuestas curriculares y pedagógicas de acuerdo con los fundamentos, elementos y funciones establecidos a través del proyecto global de vida de cada pueblo. Estas propuestas se hacen a partir de los procesos de capacitación e investigación, y se concretan en los proyectos etnoeducativos institucionales, los cuales, a su vez, se formulan en planes de estudios, propuestas metodológicas, criterios técnicos, etc.
Diseño, elaboración y producción de materiales educativos: el desarrollo de los procesos etnoeducativos requiere de materiales acordes con las propuestas educativas propias de las comunidades, lo cual lleva al diseño, elaboración y producción de los mismos. Este material es fruto del trabajo de las comunidades y de los docentes, diseñados por ellos mismos. Constituyen un apoyo directo como recurso didáctico para el desarrollo curricular. Igualmente, este material se diseña y produce en lengua materna y/o castellano.
Asesoría, seguimiento y evaluación: desarrollo de procesos que permitan garantizar óptimos resultados en los programas y proyectos que se adelantan en los departamentos y con los grupos étnicos. Con el desarrollo de estos componentes, se vienen realizando acciones etnoeducativas en el 80% de los grupos étnicos de Colombia, es decir, en 67 de los 84 pueblos indígenas, negros y raizales.

LA ETNOEDUCACIÓN UNA NECESIDAD EDUCATIVA AINTERCULTURAL PARA PEREIRA

La dinámica cultural de los pueblos en la época contemporánea es más activa que nunca, la revolución científico técnica los acerca más, pero en una vía de choque, en un marco global en donde las desigualdades sociales se profundizan y donde emergen manifestaciones de racismos, xenofobias y centenares de formas de intolerancia en muchos pueblos y naciones del mundo que sorprenden la racionalidad humana, la invasión de Irak, la destrucción de Afganistán, las confrontaciones entre Pakistán y la India, la intolerancia racista entre grupos étnicos en China, las manifestaciones racistas en Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, España, la confrontación a muerte entre palestinos e Israelíes, el tratamiento racista e injusto hacia los Afronorteamericanos, Mexicanos-Chicanos, Puertorriqueños y Latinos en general en los Estados Unidos, el asesinato permanente de Comunidades Indígenas a lo largo y ancho de América Latina, entre otros, están colocando en peligro la dignidad humana y alejando los anhelos de paz de toda la humanidad. La respuesta de los pueblos víctimas no se hacen esperar, responden con acciones que dejan dolor, sangre y muerte y en otras con manifestaciones que denuncia el sistema imperante de injusticias. En Colombia esta triste realidad es la más amarga, y se ensaña con sevicia contra los pueblos Afrocolombianos e Indígenas ayer con la imposición brutal del colonialismo esclavista, a finales del siglo XIX hasta 1990 con la imposición del racismo expresados en la marginalidad, la discriminación institucional de estos pueblos y su despersonalización sistemática por medio del sistema educativo que los invisibilizó y llevó a una nación a desconocer su ancestralidad y raíz africana e Indígena y hoy con el desplazamiento y la desterritorialización forzada al igual que el desconocimiento en las políticas públicas de los derechos étnicos de dichas comunidades constitucionalmente reconocidos. Las Comunidades Afros e Indígenas nunca han estado separadas con su presencia y aportes en la constitución, construcción y desarrollo del país, en el Departamento de Risaralda y su capital Pereira, el valioso aporte con su creatividad, capacidad e inteligencia. Las comunidades Indígenas a pesar de haber sido diezmadas por un sistema de explotación y opresión inhumanos, en el eje cafetero le han dado identidad a la región con sus aportes agrícolas, medicinales, artesanales, musicales, genéticos y la resolución de los conflictos de manera pacífica. De igual forma las Comunidades afrorisaraldenses y afropereiranas han estado aquí fundando pueblos desde Pueblo Rico, Balboa, la Virginia, Santa Rosa, Dosquebradas hasta la mismísima capital risaraldense, huyendo del esclavismo, siendo parte de las colonizaciones antioqueña y caucana y forjando el desarrollo económico de la región cafetera desde el puerto Bonaverense, como corteros de caña, constructores de la infraestructura, industrial y física del departamento y su capital, como trabajadores industriales, artesanales, de la salud, manufactureros, como comerciantes y vendedores de servicios informales, entre otros. Aportando al servicio educativo y educando a decenas de generaciones como docentes. Sumando a la cultura local con su música, danzas, expresión corporal, artes, gastronomía, etc, en el deporte atlético, fisiculturista, futbolístico; en lo genético de su población y en el peso político definiéndose por los mejores gobernantes para el desarrollo, local y regional, entre muchos otros aspectos. Sin embargo dichas comunidades no hacen parte del imaginario colectivo e institucional, social, cultural y de las políticas públicas que agencia cada administración y cada gobernante ejerciéndose de facto racismo y discriminación. La educación que es la base del desarrollo de las naciones, de los pueblos, de la construcción de la democracia, de las identidades y de una actitud ética frente a sí y los otros, en el departamento y la ciudad de Pereira, han desconocido la Afrocolombianidad y la Indocolombianidad, raíces primeras de la nación, en los proyectos educativos institucionales, en los currículos y los planes de estudios de cada establecimiento educativo, a pesar de existir una legislación al respecto (Constitución Nacional, Ley General de Educación, Ley 70/93, el Decreto reglamentario 804/95, el Decreto Reglamentario 1122/98, La Ley 89 de 1890, La Ley 169 de la OIT, entre otras), que infortunadamente no han hecho suya. En la practica se continua afirmando una educación etnocéntrica en donde aún nos negamos y nos queremos parecer a otros que no somos. Ello ha generado actitudes racistas, discriminatorias e insolidarias contra las comunidades Afros e Indígenas, muy en especial contra sus niños y niñas que han sido víctimas del lenguaje racista, prejuiciado y tratamiento discriminatorio, incluso de unos cuantos docentes, la agresividad y malos tratos de compañeros de estudios imbuidos en parte de la educación institucional que desconoce la diversidad étnica, de los medios de comunicación y/o el seno de sus familias; mayor afección en este sentido vienen sufriendo los niños y niñas Afros e Indígenas desplazados. Aún los contenidos educativos no enseñan a los niños y niñas en general y a los Afros e Indígenas en particular sobre su afirmación étnica desde la ciudad y su comunidad, sobre los aportes extraordinarios que sus ancestros y actores actuales le han proporcionado a la humanidad, al país y a la ciudad de Pereira en el campo cultural, científico técnico, social, político y económico. No contribuye a afirmar la identidad de aquellas comunidades en la interculturalidad y la diversidad que nos caracteriza en la ciudad, hasta el punto de no tomar posición frente a casos como el de la desaparición de seis miembros de la Comunidad Indígena de Pereira o a prácticas discriminatorias que ocurrieron en algunas Instituciones Educativas, o conflictos permanentes entre estudiantes afros y mestizos cuando estos racializan a los primeros. Salvo excepciones como la invitación expresada de Pereira para el Mundo con la celebración del Día de la Interculturalidad el 12 de octubre del año 2005, estas y otras manifestaciones deben conducir a exigir la inclusión de estas comunidades en las políticas públicas y en los planes estratégicos de desarrollo de la ciudad y el departamento que les permitan alcanzar niveles de vida y un trato dignos. En este sentido la Etnoeducación en la ciudad de Pereira es un imperativo, en pro de construir una ciudad con identidad en el marco de la interculturalidad, en procura de erradicar el racismo y practicas discriminatorias odiosas, donde se construya un imaginario fraternal de todas las caras aportantes al desarrollo de la localidad y la nación, para devolverle la identidad a quienes han sido invisibilizados, para hacer de todas y todos dueños de lo que social y culturalmente han aportado y especialmente, por el respeto a la diferencia y la inclusión del otro, generando así el desarrollo con equidad de aquellas comunidades que han sido víctimas de la marginalidad, la persecución y la pobreza. En fin de alejarnos en definitiva de aquellos hechos que en la comunidad mundial como lo enunciamos en el presente documento, se encuentra sumergida, pero que en nuestra nación, asumiendo las ventajas de la interculturalidad, construyamos la paz que tanto anhelamos para todos y desactivemos los dispositivos generadores de violencia. La Comisión Pedagógica Municipal de Etnoeducación de la Secretaría de Educación Municipal, con el acompañamiento del conjunto de su Comunidad Educativa en cabeza del Secretario de Educación, el cuerpo de Supervisores, Directores de Núcleo, Rectores, Coordinadores, Directores y Docentes, quiere ser participe de este hecho y quizás pionero a escala nacional y continental de implementar la etnoeducación Afro e Indígena en el Municipio de Pereira haciendo concreción del manifiesto ciudadano de nuestra ciudad, sacando las mejores ventajas para el desarrollo local y regional de lo que nos proporciona, heredamos y otorgamos con el corazón por la interculturalidad.